Sincronía menstrual y
suspensión
por
Martha K. McClintock
(copyright 1971 Nature magazine)
traducido por María
García (www.maria-garcia.com.ar)
(Leer la versión
en inglés.)
Sincronía y
suspensión entre un grupo
de mujeres que conviven en un
dormitorio colectivo sugiere que
la interacción social puede
tener un fuerte efecto sobre el
ciclo menstrual.
Estudios de la influencia de las
feromonas sobre los ciclos estrales
en los ratones 1 -4, y de la
superpoblación en
relación a variables como la
producción de adrenalina en
ratones y otras especies5 han
sugerido que el agrupamiento social
puede afectar el balance del sistema
endócrino. A pesar de que ha
habido escasa investigación
específica con humanos,
observaciones anecdóticas e
indirectas han indicado que el
agrupamiento social influye sobre
algunos aspectos del ciclo
menstrual. Con frecuencia se sabe,
entre grupos de mujeres que conviven
juntas, que existe sincronía
menstrual, y también entre
madres, hijas y hermanas bajo el
mismo techo. Por ejemplo, la
distribución del primer
día de la menstruación
de siete mujeres salvavidas estaba
dispersa al iniciar el verano, pero
después de 3 meses que
pasaron juntas, el primer día
de todos los ciclos cayó en
un plazo de 4 días.
Una prueba indirecta la da la
investigación de Collet et
al.6 del efecto de la edad
sobre la caracterización de
los ciclos menstruales. Se
reportó un porcentaje mayor
de ciclos anovulatorios en mujeres
de edad universitaria que en mujeres
de mayor edad. A pesar de que Collet
et al. lo atribuyeron a un
factor de maduración, es
interesante que la mayoría de
las universitarias asistía a
instituciones de pupilas.
Considerando el paralelismo con el
efecto Lee-Boot en ratones1 (grupos
consistentes sólo de hembras
se vuelven pseudopreñadas o
no presentan ciclos estrales),
parece posible que un factor
interpersonal opere a la par del
factor de maduración.
Los sujetos eran 135 mujeres entre
17 y 22 años todas
ocupantes de un dormitorio en una
universidad de pupilas en los
suburbios. El dormitorio en el que
vivían estaba dividido en
cuatro galerías principales
cada una albergando aproximadamente
veinticinco chicas en habitaciones
de una y dos personas. Otras seis
áreas más
pequeñas, separadas de las
galerías principales por al
menos una puerta, cada sala con
aproximadamente ocho chicas en
habitaciones de una persona.
En tres ocasiones durante el
año académico, se le
preguntó a cada sujeto cuando
había comenzado su
último y penúltimo
período menstrual; de este
modo la fecha del primer día
de la menstruación fue
determinada para todos los ciclos
entre finales de setiembre y
comienzos de abril. Se pudo observar
la duración promedio de la
menstruación y la presencia
de dismenorrea. Además, los
sujetos realizaron una
estimación de cuántas
veces por semana habían
estado en compañía de
varones y, por número de
habitación, hicieron un
listado de compañeras
(N<10) con las que habían
pasado más tiempo, indicando
cuál de estos dos grupos
habían visto con mayor
frecuencia.
Se compararon las fechas del primer
día de menstruación
para compañeras de
habitación y amigas
íntimas, para grupos de
amigas íntimas y grupos de
convivencia. Dos personas
recibían la
calificación de "amigas
íntimas" sólo si ambas
a la vez habían indicado que
se veían con la mayor
frecuencia. Aunque el ritmo del
ciclo menstrual en mujeres que
utilizan pastillas para el control
de la natalidad es individualmente
invariable, aún así se
incluyó a estas mujeres en el
análisis, porque su
influencia en el ciclo menstrual de
las demás era desconocida.
Para compañeras de cuarto y
amigas íntimas, se
calculó la diferencia entre
la fecha del primer día de la
menstruación en octubre para
un miembro arbitrario del par y la
fecha más cercana del primer
día para la otra. Se
comparó esta diferencia con
la diferencia para marzo calculada
de la misma manera, pero con una
sola variante: en vez de elegir las
fechas del primer día
más cercanas para el par, se
determinó que los primeros
días de ambas para marzo
siguieran los días iniciales
de octubre por un número
igual de ciclos. Por ejemplo, si el
inicio sexto ocurría el 10 de
marzo para el primer miembro del
par, y los inicios quinto y sexto
para el otro miembro del par
tenían lugar el 1 y el 29 de
marzo respectivamente, entonces se
usaban las fechas del 10 y el 29 de
marzo para calcular la diferencia de
los inicios. Se utilizó este
procedimiento para minimizar las
coincidencias aleatorias que no
resultaran de una tendencia
relacionada con la sincronía.
Se utilizó el test Wilcoxon
de suma de rangos para muestras
pareadas7 para rastrear una
disminución significativa en
la diferencia entre las fechas del
primer día de
compañeras de cuarto y amigas
íntimas. Este análisis
utiliza al mismo tiempo las
variables de dirección y
magnitud de cambio en diferencias y
por lo tanto es un estudio bastante
valioso.
Se constató un aumento
significativo en la sincronía
(o lo que es lo mismo, una
disminución en la diferencia
del primer día) entre
compañeras de cuarto (P<0-0007),
entre amigas íntimas (P<0-003)y
entre compañeras de cuarto y
amigas íntimas combinado (P<0-0003).
El aumento de la sincronía
para compañeras de cuarto no
difirió de manera
significativa del incremento para
amigas íntimas. El incremento
de la sincronía fue
posteriormente corroborado por
intervalos de camaradería no
superpuestos, calculados para la
diferencia media en fechas de
inicio8. (Tabla 1)
Esta sincronía podría
deberse a algún otro factor
más allá del tiempo
compartido con un individuo; Koford9
ha atribuido a los cambios
estacionales comunes en la comida a
disposición la
sincronía estacional en
época reproductiva en la Macaca
mulata de Cayo Santiago. El
hecho que las estudiantes por lo
general comieran en bloque en
comedores comunes podría ser
un factor significativo al momento
de crear la sincronización.
Un modelo de vida semejante y
consecutivos períodos de
tensión comunes
podrían asimismo causar
efecto sobre la
sincronización. Por lo que
las estudiantes fueron pareadas de
modo aleatorio y se evaluó la
sincronía de todo el
dormitorio en su conjunto, pero no
se halló una tendencia
significativa (N.S., P<0,8),
además los intervalos de
camaradería para la
diferencia media de la fecha del
primer día se superpusieron
completamente.
También se investigó
la sincronía de grupo y se
analizaron los datos resultantes a
fin de verificar que la
disminución de la diferencia
entre las fechas del inicio de la
menstruación fuera un
verdadero parámetro para
establecer la presencia de
sincronía. Se dividió
a los sujetos en quince grupos de
amigas íntimas
(5<N<10), usando las listas de
amigas íntimas confeccionadas
por cada sujeto. Durante la
entrevista, se enfatizó que
la lista de "amigas íntimas"
debía incluir a las personas
con las que se pasaba la mayor
cantidad de tiempo y se veía
con más frecuencia, no
necesariamente aquellas con las que
se sentía más amistad.
Pero debido a que usualmente existe
superposición, se
adoptó el término
"amigas íntimas". Sólo
se incluyó en estos grupos a
los sujetos que se habían
incluido mutuamente en la lista.
Se determinó una media del
primer día (?1) para cada
grupo en octubre, fines de
noviembre, enero, fines de febrero y
abril. Como antes, se compararon las
fechas del primer día (X1),
a partir de la fecha del primer
día de octubre (X1)
por un número igual de
ciclos. Se determinó la
diferencia media individual de la
media grupal para cada grupo y se
comparó a través del
tiempo de dos maneras. Primero, un
método linear de rangos,
diseñado por Page10 que
analiza hipótesis ordenadas
para múltiples tratamientos,
mostró una disminución
significativa en las diferencias
individuales de la media del grupo
para los grupos de amigas
íntimas (P<0,0001).
Segundo, un gráfico de esta
disminución como una
función de tiempo (Fig.1)
indicó que la más
importante disminución
había ocurrido en los
primeros 4 meses con poco cambio
subsiguiente. Esta relación
asíntotica indicó que
la disminución en la
diferencia de las fechas del primer
día revelaba con certeza un
incremento en la sincronía
para grupos de amigas
íntimas.
Por lo general aquellas que se
consideraban amigas íntimas
vivían juntas. Debido a que
no siempre éste era el caso,
de cualquier modo, los sujetos
fueron divididos en trece grupos
(5<N<12), basados sólo
en la distribución de
habitaciones, para estudiar la
relevancia de la ubicación
geográfica. Cuando fueron
agrupadas de esta manera, no se
constató un aumento
significativo en la
sincronización del grupo.
Dewan11 ha sugerido que los ciclos
menstruales de los monos alrededor
del ecuador están
sincronizados porque cada ciclo
está entrelazado con la fase
de la luna. Así como la
producción por la
glándula pineal de una
sustancia que inhibe la
acción de la hormona
luteinizante es suprimida por efecto
de la luz, la continua luz nocturna
de la luna llena facilitaría
la ovulación entre un grupo
de monos e induciría a la
sincronización. Esto sugiere
que la sincronía en los
grupos de amigas íntimas y
entre compañeras de cuarto
proviene de un patrón
común de exposición a
la luz-oscuridad, quizás con
períodos comunes de
tensión en los que los
sujetos se quedarían
despiertos la mayor parte de la
noche. Se podría esperar que
si la sincronía se
había suscitado a causa de
ciclos compartidos de luz-oscuridad,
las compañeras de cuarto
habrían exhibido una
sincronía más
significativa que las amigas
íntimas. No obstante, se
encontró la tendencia
opuesta, aunque no resultara
significativa (compañeras de
cuarto, P<0,007; amigas
íntimas, P<0,003).
No parece probable por ende que un
efecto fotoperiódico sea una
causa relevante de
sincronización. Esto se
confirma ulteriormente por la
ausencia de sincronía
significativa en pares aleatorios
dentro del dormitorio.
Cotejando el efecto Whitten en
ratones3 (en el que la
supresión de ciclos estrales
en grupos de hembras puede ser
contrarestada por la
introducción de una feromona
masculina) la sincronía
podría resultar de una
interacción feromónica
supresora entre grupos de amigas
íntimas, seguida por un
período de liberación
debido a la presencia de varones
durante el fin de semana. Sin
embargo, esto sería
insuficiente para explicar la
sincronía ocurrida entre
compañeras de cuarto y amigas
íntimas, lo que no
ocurrió en todo el
dormitorio.
|
Fig.1 La diferencia
media individual en
relación a la media
del primer día del
grupo como función
de tiempo.
La relación
asintótica y los
intervalos de
camaradería no
superpuestos8 para las
medias en octubre y
finales de febrero, y
octubre y abril (>0,99)
indican un incremento en
la sincronía para
los grupos de amigas
íntimas.
|
Serían necesarios algunos
efectos feromónicos
adicionales presentes entre los
individuos del grupo de mujeres. Tal
vez al menos una hormona femenina
afecta el ritmo de los ciclos
menstruales de otras mujeres.
Otra posible causa de la
sincronía podría ser
el conocimiento de la presencia del
ciclo menstrual entre amigas.
Con todo, una muestra tomada del
dormitorio indicó que el 47%
no eran concientes de la fecha de
inicio del ciclo de sus
compañeras, y del 53% que
sí lo eran, 48% (25% del
total) sólo eran vagamente
concientes.
El factor significativo para la
sincronía es entonces el
hecho que un individuo pasa tiempo
junto a un grupo. Si el mecanismo
subyacente a este fenómeno
tiene que ver con las feromonas,
mediatizadas por la conciencia o
algún otro proceso es una
cuestión que aún
permanece abierta a la
especulación y la
investigación.
Se dividió a los sujetos en
dos grupos: las que consideraban que
pasaban parte de su tiempo con
varones, una, dos o ninguna vez a la
semana (N=42), y las que estimaban
que pasaban tres o más veces
por semana su tiempo con varones
(N=33). Se descartaron los casos
inciertos y en los que había
ingesta de pastillas
anticonceptivas. Luego de verificar
la homogeneidad de varianza, se
compararon los puntos medios de
distancia entre ciclos y de
duración de cada ciclo usando
el test t de Student. Las que
habían dicho que veían
a varones menos de tres veces por
semana experimentaron ciclos
significativamente (P>0,03)
más distanciados que aquellas
del otro grupo cuyo ciclo promedio
correspondía con lo normal
(aproximadamente 28 días)12.
No se notó una diferencia
significativa en la duración
de la menstruación (P>0,2-Tabla
2).
Se comprobó la posibilidad
que los resultados estuvieran
malinterpretados debido a un factor
de maduración, ya que entre
los sujetos se había incluido
estudiantes del primero, segundo,
tercer y último año.
Se reagrupó a los sujetos y
se comparó atento a las
edades: los años inferiores
fueron comparados con los
años superiores. No se
notó una diferencia
significativa en la distancia entre
ciclos (años inferiores 29,6
± 5,6 días;
años superiores 29,9 ±
5,7 días).
El contacto con varones no
sería un factor
significativo. Podría darse,
por ejemplo, que aquellas que
presentan períodos más
distanciados son más
reticentes a pasar tiempo con
varones. Sin embargo, muchas
estudiantes espontáneamente
señalaron que se volvieron
más regulares y tenían
ciclos más cortos cuando
empezaban a salir con chicos
más seguido. Por ejemplo, una
estudiante relató que los
intervalos entre sus ciclos eran de
6 meses hasta que comenzó a
verse con más frecuencia con
varones. Entonces la distancia entre
ciclos se acortó a 4,5
semanas. Después, cuando
dejó de reunirse con varones
asiduamente, su ciclo volvió
a distanciarse. Aún
está por determinarse si se
debe a un mecanismo
feromónico similar al efecto
Lee-Boot en los ratones1.
Si bien este estudio es preliminar,
la evidencia de sincronía y
supresión del ciclo menstrual
es bastante fuerte e indicativa de
que en los humanos existe
algún proceso
fisiológico interpersonal que
afecta el ciclo menstrual.
Le agradezco a la profesora
Patricia Sampson y a Monty Slatkin
por su ayuda en la
preparación de este
documento.
Recibido el 28 de julio de
1970. Copyright 1971 Nature
magazine
1 Van der Lee, S., and Boot, L. M.,
Acta Physiol. Pharmacol. Neerl.,
5.213
(1956)
2 Whitten, W. K., J. Endocrinol.,
18, 102 (1959)
3 Whitten, W. K., J. Science,
116, 584 (1968).
4 Parkes, A. S., and Bruce, H. M.,
J. Reprod. Fertil., 4, 303
(1962).
5 Thiessen, D., Texas Rep.
Biol. Med., 22, 266 (1964);
Leiderman, P. H., and Shapiro, D., Psychobiological
Approaches to Social Behavior
(Stanford University Press, 1964).
6 Collet, M. E., Wertenberger, G.
E., and Fiske, V. M., Fertil.
Steril., 5, 437 (1954).
7 Siegal, S., Nonparametric
Statistics for the Behavioral
Sciences (McGraw-Hill, New
York, 1956).
8 Nair, K. R., Indian J.
Statistics, 4, 551 (1940).
9 Koford, C. B., in Primate
Behavior: Field Studies of Monkeys
and Apes (edit. by Devore, I.)
(Holt, Rinehart and Winston, New
York, 1965).
10 Page, E. B., Amer. Stat.
Assoc. J., 58, 216 (1963).
11 Dewan, E. M., Science Tech.,
20 (1969).
12 Turner, C. D., General
Endocrinology (Saunders,
Philadelphia, 1965)
copyright 1971 Nature
Leer la versión en español
de los siguientes temas: Anticoncepción
y religión, Breve
reseña -
Los riesgos
de las duchas vaginales - Olor - Religión
y menstruación - Seguridad de
productos para la
menstruación.
Ver un folleto de 1959 del
analgésico Midol
que recomendaba las duchas. Ver
una antigua
jeringa para ducha de los
E.U. y leer lo que una mujer
otrora famosa en el tema de la
"higiene femenina" escribió
sobre las duchas. Y ver un
aún más antiguo
juego para ducha de los E.U., Mon Docteur
(Mi Doctor en francés) con
instrucciones, de alrededor de
1929.
|